viernes, 2 de noviembre de 2007

Exposición de Pedro Avellaneda, "Pintura y Poesía".

Les mostramos imágenes y texto de la exposición que se muestra en estos momentos en el Museo de Siyâsa. Se podrá ver hasta el día 18 de noviembre de 2007.

LAS ANCIANITAS

Así vais, estoicas y sin queja alguna,
por el caos de las ciudades de vida intensa,

madres de corazón doliente, cortesanas o santas;
vuestros nombres antaño los coreaba la gente.

A vosotras que fuisteis la gracia o la gloria
¡ya nadie os reconoce! Un borracho con grosería
os insulta al pasar con sus amores irrisorios; y
tras vosotras corretea algún niño infame y vil.

Sombras muy arrugadas, de existir avergonzadas,
costeando los muros vais, encorvadas y temerosas;
¡ay, extraño destino!, nadie os saluda,
¡sois restos de humanidad, prestas para morir!

Pero yo, que con ternura desde lejos os sigo,
con mirada inquieta y pegada a vuestros pasos inseguros,

y como si vuestro padre fuese, ¡oh ventura!,
de vuestros placeres clandestinos gozo sin que os deis cuenta:

Veo cómo crecen vuestras pasiones novicias;
comparto vuestras jornadas, sombrías o luminosas;
¡vuestro vicios goza mi corazón multiplicado!,
¡con todas vuestras virtudes mi alma resplandece!

¡Ay, ruinas!, ¡familia mía!, ¡cabezas congéneres!
con solemne adiós os despido todos los días.
Ay, Evas octogenarias, ¿dónde os hallaréis mañana,
dominadas por la garra aterradora de Dios?

Charles Baudelaire


ROMANCE DE LA LUNA, LUNA

LA luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.

El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.


El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Federico García Lorca

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